lunes, 11 de diciembre de 2017

De cómo un flaco pasó por el IVA

La historia es más o menos esta:

Una mañana de 2008 volvía de una reunión de padres en el IVA, Mi hija Lucía (a la que se ve a al lado del flaco con remerita blanca y en una actitud bastante movediza) estaba transitando su último año del jardín y esa reunión, como todas las reuniones de este espacio, contenía una pequeña muestra de los trabajos de los chicos.
En el salón azul del IVA colgaban los bocetos del mural que los chicos y su maestra (la tremendamente genia de la vida María Laura Fara) estaban proyectando.
El mural, y su bocetos, así como los bocetos de todos los personajes que allí había, partían de un cuento que los chicos habían escrito con su maestra, y ese cuento no era otra cosa que una re escritura de una canción que cantaban desde los primeros días del año: "Muchacha (ojos de papel)".
Luego de la muestra, vino la charla y una vez más se armaba esa hermosa "trama" de palabras y sentidos que tan sabia y amorosamente dirigía Claudia Loyola.
Salí a la calle emocionado y conmovido, como casi siempre me sucedía luego de una reunión de padres y sintiendo, también como casi siempre, una extraña sensación de gratitud: es una verdadera gracia (y obra del destino) que tus hijos pasen por la experiencia del IVA,
Me acuerdo que pensé lo bien que trabajan las maestras, pensé en la magnitud del proyecto pedagógico.
También pensé en lo importante que debe ser para un artista saber que su obra sirve a tales fines.
Pensé, me acuerdo perfectamente, mientras caminaba por la Avenida Eva Perón, la siguiente frase: "el flaco tendría que saber de esto"...
Y ahí fue que se me ocurrió la idea; pensé para mi: "vos sos docente de su hija"; pensé: "Vera es una piba re sensible y va a entender de qué se trata".
Al otro día hable con Vera y le conté mi idea; que era simplemente que su papá pueda recibir al menos una carta de los chicos o algo así, es decir que ellos puedan tener un contacto con él y el flaco con ellos.
A la semana Vera se acerca y me dice: "dice mi papá que lo llamés" y me da su teléfono.
Lo llamé, hablamos dos veces, en la primer charla le conté esta historia, más o menos como la cuento acá. Y también le dije que mi idea era ver la manera de que los chicos puedan alcanzarle algo de lo trabajado, una carta, o lo que sea...
Y entonces se produjo esta respuesta, "no... esto que me contás a mi me llena de responsabilidad para con ellos; yo quiero ir al jardín"
Entre sorprendido y emocionado, le propuse pasarle su teléfono a la coordinadora del Jardín para pautar el encuentro. Y así fue.
Unos días después, en la puerta del jardín, le di, creo, y si mi memoria no falla, a Claudia, un papelito con un número telefónico, 
Lo demás es historia conocida, y aunque ese día no estuve en el salón azul, sé del encuentro con los niños, de las canciones, de los regalos, de un niños 5 años diciéndole mientras lo abrazaba: "Luis, pero vos sos muy flaco!", supe, en fin, de la emoción que, como los hilos de las tramas de amor y de sentidos que recorren el IVA, lo fue inundando todo.. 
Esa no fue la única vez que tuve el privilegio de conversar con él, pero esa es otra historia.


PD: quiero aclarar que no tengo nada que ver con la publicación del video en interntet, de hecho no tengo idea de quién lo subió...